sábado, 24 de mayo de 2014

Sombras de Sospecha



Eleanor Rigby
LA Daily News

En todos los lugares interesantes o especiales, que atraen la atención de las gentes, es inevitable que se cuelen manzanas podridas.

Afirmo esto tras una breve pero intensa investigación sobre Idyll y sus habitantes. La ciudad que quiere ser como las ciudades del futuro, que mezcla lo mejor de un parque temático urbano (el fantasma de Celebration sigue apareciendo siempre que una de estas iniciativas se da a conocer), no puede evitar que entre los que la habitan se encuentren personas poco recomendables.

Por restricciones legales, en esta serie de artículos que iniciamos en esta edición de LA Daily News, repasaremos las biografías de algunos "ilustres" vecinos de la ciudad de los sueños. Y nos preguntaremos finalmente si alguien ha previsto algún filtro de entrada, aparte del Dios Dólar, para que gente no demasiado recomendable no lo tenga tan sencillo para habitar un lugar que, al menos eso publicita, quiere representar lo mejor y más granado de nuestros valores como nación. ¿Somos un país de pasteles de manzana, abuelitas en porches y paseos bajo los sicomoros con el aroma de una barbacoa? ¿Y si en esa barbacoa se te cuela un narcotraficante o un famoso experto en blanquear dinero? ¿Quién controla a los que entran en Idyll?

Esta serie de artículos probablemente levantará ampollas y causará sorpresas a los bienpensantes. Especialmente desde el suceso del corazón en la carretera, Idyll ha tenido una leve mancha en lo que hasta ahora era una unánime buena prensa. Algunos creen que puede haber alguna relación entre ese macabro hallazgo y la llegada a la ciudad de vecinos no demasiado recomendables. De esos que se pueden pagar los mejores abogados del país y dilatar por décadas sus procesos, pero también de ese tipo de gentuza que no engaña a nadie.

Por eso la pregunta de si alguien realmente está comprobando quién pasa a ser habitante de esa ciudad impoluta e inocente, cobra más importancia que nunca en estos momentos. No es que se deba de pedir un certificado de penales a los recién llegados, pero al menos deberían tener una mínima decencia para que no todo valga. Porque hay dólares y dólares. Dólares limpios y dólares sucios. Y dólares manchados de sangre.

No sé si lo mejor para Idyll es admitir a todo el que quiera entrar, poner la mano y mirar para otro lado.

Y antes de que haya suspicacias, este artículo no ha sido pagado por George Clooney.

La imagen es de una lujosa vivienda de Idyll, que pertenece a un multimillonario de origen indio. No podemos añadir más. La foto es de McKay Savage, y está bajo licencia Creative Commons.

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