Olivia Oil, TMZ
Cuando en Hollywood algo se pone de moda, lo hace en serio. Así ha pasado con Idyll, la misteriosa ciudad del desierto sólo para gente realmente especial, o que pueda pagar el precio, que para el caso es lo mismo.
George Clooney esta semana, a su llegada con el rabo entre piernas del Festival de Berlin (no se llevó nada más que un abucheo) protestó enérgicamente porque nada menos que Duncan Jones, el joven director de cine británico, e hijo del cantante David Bowie (¿tendrá enchufe el chaval?), le había, literalmente, quitado de las manos (son palabras de Clooney) la casa que había casi comprado en Idyll.
Según los testigos Clooney perdió los papeles durante la subasta (sí, las casas de Idyll se cotizan tanto que se subastan) que tuvo lugar en la sucursal de Christie's de Nueva York y acusó a Jones de hacer trampas, y a la conocida casa de subasteros de haber amañado el procedimiento para que Jones obtuviera la vivienda. Al final el escándalo fue tal, que se suspendió la puja y los dos sudorosos trabajadores de Tinseltown se pidieron disculpas mutuamente, y se fueron compuestos y sin casa.
¿Quién se quedará ahora con esa cotizada mansión en la nueva ciudad en mitad del desierto a la que todos quieren ir? Lo sabremos en 15 días, ya que para entonces Christie's ha programado la nueva subasta. Eso sí, Winter Walsh, el promotor de Idyll y uno de los tipos más deseados de America en estos momentos, declaró que el 60% de lo que se obtenga de esa venta irá para fines benéficos. Más que suficiente, y más publicidad para un evento inmobiliario sin precedentes que nadie se esperaba. Una ciuda "a la vieja usanza" que parece querer recuperar los valores que América ha olvidado ¿Lo conseguirán? ¿Y sólo para ricos? Veremos.
Foto por nuestro corresponsal Efloch. George Clooney en el Festival. ¿Estaría pensando ya en su nueva casa, o en los abucheos que le esperaban? Licencia Creative Commons.